miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sin salida

...

¿Sería verdad?

Tuve la impresión de que era yo el único que no veía las obviedades que proyectaba a los demás.
Al salir de Madrid para emprender el viaje todo el mundo estaba seguro de que era algo que deseaba desde hace tiempo. Sin embargo yo no estuve dando la tabarra con ello a mis amigos.
Bien cierto es que al salir tuve una sensación de desarraigo con mi proyecto. Como si supiera que estaba haciendo algo equivocado o en contra de lo que deberia hacer. Pero que una completa desconocida me atraviese el cerebro en una conversación... era demasiado.

Bien podría decir que me acababa de enamorar, y me iba a costar muchísimo alejarme de ella. Hasta ahora sabía lo justo de mi acompañante como para saber que necesitaba su compañía fervientemente. Era la primera persona que conocía en el viaje. La primera persona que me formulaba un reto tan encantandor y aterrador. Y sin quitarme de la cabeza que ésto iba a ser un verdadero error le dije:

-"Ya sé cómo te voy a convencer"-
Su rostro de pronto se ensombreció, parecía haberlo olvidado con la escenita que habia hecho. Pero enseguida blandió su sonrisa de nuevo y contestó:
-"¿Ah sí? Chico temerario..."-
-"Los dos bajaremos en la siguiente estación. Tomaremos algo de comer, descansaremos y al recuperarnos emprenderemos el viaje a un punto completamente distinto al que teníamos pensado"- El plan se volvía más absurdo cuando más lo intentaba perfilar...
-"Me temo que no, señorito. Deja de cambiar de idea y planteate un futuro concreto desde donde estás ahora. Ir a la deriva por los impulsos alocados no es la mejor forma de perder el norte. Pronto te aburrirías y entre arrepentimientos y desencanto volverías a Madrid cabizbajo".-  Vaya! La joven parecía saber de qué hablaba. Y lo malo es que tenía toda la razón. -"Debes desear tu destino con todas tus fuerzas. Si te planteas cuánto deseas cualquier cosa casi parece que has nacido para conseguirlo. Ya sea un deseo por necesidad... como Necesito comer, o un deseo que nunca te hayas planteado. Yo por ejemplo deseo con ansia ver tu cara cuando veas algo precioso y desconocido para ti. Deseo con ansia ser cómplice de ésa sensación de sorpresa y alegría. De embriaguez."-
-"Nunca me he planteado un deseo desde ése lugar..."- Pensé en voz alta.
-"Está muy bien que hayas llegado a esa conclusión sólo con una frase... hay quien ha necesitado estar en su última noche en la tierra para descubrirlo. Y dime... ¿qué deseas ahora?"-

Me sonrojé. Deseaba cientos de millones de cosas al mismo tiempo. Y a la vez no deseaba nada.
Deseaba salir corriendo de aquel tren y darle un abrazo gigante a mi Madre. Deseaba hacer el amor hasta enfermar con aquella chica. Deseaba ponerme a caminar hacia cualquier lugar para ordenar mis ideas. Deseaba emborracharme y contarle a un camarero toda mi vida. Deseaba acabar el viaje y poder contárselo a todo el mundo...-"Te voy a cantar una canción"- Dije de pronto y sin pensarlo demasiado.

-"Éso sí que lo deseo ahora..."-

Antes de arrepentirme me levanté y desenfundé mi guitarra. Estaba helada. Hacía tiempo que no la usaba. Dios... casi notaba que me reprendía por no haberme acordado de ella en tantos días. Las cuerdas estaban durísimas y desafinadas. Y se notaba que los cambios de temperatura le habían pasado facutra... -"Tengo que cuidarte más, pequeña... eres mi verdadera compañera de viaje"- Le murmuré  a la caja como si le hablase a un animal indefenso.

-"Bueno... y qué me vas a cantar?"-

Tras afinar la guitarra y calentar las cuerdas enseguida recordé una canción inolvidable de Dylan... Like a Rollin Stone. Por éso de "Cómo se siente uno al estar solo. Sin una casa. Como un completo desconocido..."
Cayeron de su trono los grandes genios de la soledad. Destrozamos a gritos y entre copas a Dylan, Leonard Cohen, Jaques Brell, Brassens, Nacho Vegas, Joaquín Sabina, Bruce Springsteen... Cantamos juntos docenas de canciones...  Hasta que de pronto surgió:

¿Quién te ha dado permiso para ser tan especial?
Derramarme de mi nube como lluvia torrencial.
Seducir al subconsciente y dejarme sin hablar.
¿Quién eres tú?
¿Y a dónde crees que te puedo llevar?
Salir de ésas paredes no era algo peculiar.
Sucedió de un día a otro sin pararme a calcular.
Caminé destino a nada, sin el miedo del quizás...
...y ahora no sé quién me dijo que aquello estaba mal.


No podré salir de un mundo tan real.
Sólo puedo reventar las pecera de mi hogar,
¿para qué voy a contarte a dónde fuí a parar?
Si la huída es un asco.
Sin salida lo es aun más.


Dame diez segundos para digerir esa lección.
Nada de lo que hago aporta una solución.
Dime diez lugares sin la huella del error...
donde haya caminado sin el miedo a estar mejor.


¿Y quién eres tú?
¿Y a dónde me puedes llevar?
Sácame de éstas ciudades y llevame a explorar.
Un lugar donde los sueños... se hagan realidad.
Y no haya más dolor... que el que se siente al amar...


No podré salir de un mundo tan real.
Sólo puedo reventar las pecera de mi hogar,
¿para qué voy a contarte a dónde fuí a parar?
Si la huída es un asco.
Sin salida lo es aun más.

Silencio, rotundo, absoluto-"... dime, ¿de qué es eso de lo que huyes?"-
Después de la serenata tenía nuevos discursos. Pero nada concreto que contestar: -"Del tiempo y del pasado, del presente... del miedo al cambio y a lo que perdura. De echar raíces en algun lugar, de plantar mi savia en otras tierras..."-

Tras quedárseme mirando con una tierna sonrisa me dijo: -"Huyes de ti, y te crees que en otro país lo vas a encontrar"-

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